Inculca a la gente la conciencia de sus derechos, reconocidos por las leyes nacionales e internacionales. También empodera a los individuos para que participen activamente en las decisiones que afectan su vida, y en las acciones de promoción y defensa de los derechos humanos. Estas historias personales nos permiten apreciar en qué medida la educación en derechos humanos ha cambiado la vida de las personas.