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Vivimos en un mundo de conflictos y de desafíos. Hay muchas personas privadas de sus derechos humanos y de sus libertades fundamentales a causa de ridículas desigualdades y carencias, violencia y opresión, y esto no les permite vivir con dignidad.
Kate Gilmore, Alta Comisionada Adjunta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Hay demasiadas personas privadas de oportunidades para afirmar el valor de su vida y desarrollar su potencial. A la vez, la sociedad se pierde la oportunidad de aprovechar las contribuciones que ellas podrían hacer. Los siguientes datos estadísticos muestran la brecha entre los ideales que nos unen y la realidad desigual de nuestro mundo. Las mujeres, niños y adolescentes, así como los grupos vulnerables que sufren explotación y opresión, se ven mucho más afectados por las violaciones y abusos de sus derechos humanos.
La educación en derechos humanos fomenta valores que cultivan el respeto, la inclusión y la no discriminación, así como también la participación, responsabilidad e igualdad.
En suma, la educación en derechos humanos empodera a niños, adolescentes y adultos a:
Ejercer sus derechos con más efectividad y defenderlos de manera más amplia
Hacer elecciones más libres e informadas
Aceptar y valorar la diversidad
Resolver conflictos de maneras no violentas
Contribuir responsablemente en el entorno local y en la sociedad
La educación en derechos humanos es vital para establecer cohesión social, en la medida en que enfoca nuestra humanidad compartida por encima de las diferencias individuales; por eso, es fundamental para combatir la discriminación. La educación en derechos humanos también forja la igualdad y reconoce las mismas oportunidades para todos.
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